
¿Quién soy?
Sobre mí
Fabricio González-Andrade es un médico investigador, especialista en Medicina Interna y especialista en Genética Médica, y tiene un PhD en Medicina de la Universidad de Zaragoza (España).
Es Profesor Titular a tiempo completo de la Carrera de Medicina, en la Facultad de Ciencias Médicas (FCM), de la Universidad Central del Ecuador (UCE).
Además es profesor de investigación, Medicina Basada en Evidencia (MBE), Genética Médica y Razonamiento clínico y toma de decisiones, de los postgrados de especialidades médicas en el Colegio de Ciencias de la Salud de la Universidad San Francisco de Quito, y en el Instituto Superior de Posgrado de la Universidad Central del Ecuador.
Ha sido Director de la Revista Científica de la FCM desde el año 2014 a 2018 (5 años)
Coordina la Unidad de Medicina Traslacional en la misma facultad, que es un grupo de investigación que integra la academia, el estado y la industria. Tiene amplia experiencia gestionando, liderando y ejecutando proyectos de investigación científica a nivel nacional e internacional.
Sus áreas de investigación abarcan campos como la Genética Médica, la Genética de Poblaciones, la Medicina Interna, la Medicina Científica (MBE), los Ensayos Clínicos, la Evaluación de Tecnologías Sanitarias, las Enfermedades Crónicas No transmisibles y la Salud Pública.
Es autor de un extenso número de publicaciones científicas a nivel internacional, siendo reconocido como uno de los médicos investigadores más importantes del Ecuador. Hace poco recibió la Condecoración Vicente Rocafuerte al mérito científico e investigativo, de la Asamblea Nacional del Ecuador.
Durante varios años ha figurado en el Ranking Internacional de investigadores ecuatorianos, de forma consistente.
Es sobre todo un médico humanista y solidario, interesado en el desarrollo social y en la práctica de la ética.
Contribución al estudio del Mestizaje de los ecuatorianos a través de la Genética
Uno de sus mayores aportes a la sociedad ecuatoriana han sido un gran número de sus estudios científicos sobre genética de poblaciones, genética forense y mestizaje que nos han permitido entender al ecuatoriano moderno, en su ámbito cultural, social y biológico, para proyectarnos como sociedad justa y equitativa en el nuevo milenio, al aceptar nuestra identidad y proclamar nuestra cultura, entendiendo nuestras diferencias y similaridades étnicas que nos permitan construir una sociedad sin discriminación alguna, más humana y más justa.
La genética nos dice, según este investigador, que los mestizos actuales tienen un 65,8% de ADN nativo americano, 30% caucásico europeo y 4% africano. Los afroecuatorianos tienen 58,8% de ADN africano, 28% de nativos americano y 13% de caucásicos. Los kichwas tienen un 91,5% de ADN nativo americano, 7% de ADN europeo y 1,5% de ADN africano (con marcadores de cromosoma-Y). Como dice Fabricio González: “Todos somos como el café con leche, unos con más café y otros con más leche”.
De igual forma, todas sus actividades científicas en el campo de la medicina han facilitado el entendimiento de la genética de los ecuatorianos y el proceso salud-enfermedad, con más de 100 publicaciones científicas a nivel internacional; en particular en las enfermedades raras, olvidadas por la sociedad al ser catastróficas y discapacitantes pero que requieren sin lugar a dudas, de atención especial y sobre todo de mayor visibilidad en nuestra comunidad.
Contribución al estudio las anomalías congénitas y de la genética de los ecuatorianos a gran altitud
Existen 83 millones de personas que viven a gran altitud (> 2500 msnm) en todo el mundo que padecen condiciones de hipoxia crónica. Poco se entiende de la relación entre la altitud, identificada en varias ciudades de Ecuador, y la prevalencia de cardiopatía congénita (CHD) o microtia/anotia, defectos congénitos relacionados a este factor.
Los hallazgos encontrados por el autor muestran que la gran altitud (> 2500 msnm), el origen étnico (nativo americano), las ubicaciones rurales y el acceso limitado a la atención médica son factores que influyen y aumentan la tasa de prevalencia de CHD. Un coeficiente de correlación de 0.914 muestra la relación directa entre la altitud y las tasas de prevalencia de CHD. Por cada año transcurrido, la prevalencia de CHD aumentó en 3,33 casos por cada 10.000 recién nacidos vivos.
Cosa similar se encontró en la microtia, donde se reportó una prevalencia general de 2.38/10.000 egresos, y se encontró que la prevalencia más alta de 10.21 casos a los 2700 metros, y de 8.28 a los 2800 metros; concluyéndose que existe una mayor prevalencia de microtia en pacientes que viven por encima de 2500 metros sobre el nivel del mar. Estos estudios han servido de referencia para cientos de otros estudios a nivel internacional que buscan establecer la etiología de las anomalías congénitas.
Contribución al estudio del desarrollo de los niños ecuatorianos
El Ecuador requiere prestar más atención a la precaria salud en los niños ecuatorianos recién nacidos, en particular, cuando sus madres son adolescentes. Esto refleja la falta de políticas públicas adecuadas para mejorar la salud de nuestros niños. Por ejemplo, las madres adolescentes tienen mayor porcentaje de morbilidad neonatal en partos con edad gestacional igual o mayor a 37 semanas de gestación. Además, se observa mayor porcentaje de casos de insuficiencia respiratoria y sepsis en recién nacidos, especialmente cuando se realizaron menos de cinco controles prenatales.
En los recién nacidos prematuros ecuatorianos con una edad gestacional promedio de 32 semanas, el síndrome de la enfermedad no tiroidea se encuentra en el 54% de los pacientes con sepsis neonatal temprana y en el 81% con sepsis neonatal tardía. Los niveles de TSH disminuyen en 12% de los recién nacidos con sepsis neonatal temprana y 10% en pacientes con sepsis neonatal tardía. Todos los casos fueron niños nacidos de madres adolescentes con o sin membranas rotas, de áreas urbanas de Quito.
También se ha encontrado que el retraso en el desarrollo neurológico está presente en el 12% de niños, evaluados a los 3 años de edad, en especial cuando las madres tienen dos o más comorbilidades, que incluyen hipertensión, preeclampsia y síndrome HELLP, con niños nacidos entre 33 y 36 semanas de gestación, y nacidos con asfixia severa. Otro estudio muestra que los recién nacidos prematuros tardíos tienen un mayor riesgo de problemas de desarrollo en la primera infancia que el RN a término. Por lo general, presentan discapacidades sutiles del neuro-desarrollo que pueden aparecer a mediano y largo plazo. Se descubrió que el 17% de los recién nacidos prematuros tardíos y el 18% tenían trastornos del desarrollo.